LA PARTE NO ES EL TODO: ¡UN ESTUDIO

DEL EVANGELIO COMPLETO!

 

Por Mario A Olcese

 

 

Una palabrita clave:

 

¿Qué entiende usted por la palabra: “Primero”? Por ejemplo, si **yo** le digo que ‘Dios es primero en la agenda de mi vida’, ¿qué cree usted que **yo** quiero decir con esa declaración? Pues seguramente **usted me** responderá que para mí, Dios es lo más urgente e importante en mi vida.

 

Si **yo** digo que primeramente busco las cosas de Dios, lo que estoy diciendo (expresando) es que Dios es lo primero en mi vida (para mí). Esto, no obstante, no significa que Dios sea lo único que debo buscar en la vida, pues también existen otras cosas de segunda importancia que puedo y debo buscar, como por ejemplo: alimentos, ropa, educación, casa, trabajo, etc. El hecho es que las cosas de Dios deben ocupar el primer lugar en nuestras vidas, y las demás cosas que buscamos ocuparán un lugar secundario. 

 

En Mateo 6:33 leemos que Jesús manda: “Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia”. ¿Es acaso el reino de Dios lo único que hay que  (debemos) buscar? ¡NO! Sin embargo, el reino de Dios será lo primero que buscaremos en nuestra vida cristiana. Es decir, uno debe buscar el reino de Dios primero, y luego las otras cosas como ropa, comida, o bebida vendrán por añadidura. Pero lo primero es lo primero, y el Reino de Dios es lo primero que hay que buscar.

 

En 2 Corintios 8:1-5 leemos de la ofrenda de los hermanos de Macedonia para lo santos de Jerusalén. En el verso 5 el apóstol Pablo dice de aquellos hermanos Macedonios, lo siguiente: “…sino que a sí mismos se dieron PRIMERAMENTE al Señor, y luego a nosotros por la voluntad de Dios”. Es decir, los creyentes de Macedonia se dieron PRIMERAMENTE al Señor Jesucristo, y después a Pablo y a Tito, para que la ofrenda llegara a los creyentes en necesidad en Jerusalén. Note que los creyentes Macedonios se dieron a sí mismos PRIMERO al Señor, y luego a Pablo y a Tito. Su entrega fue total: al Señor y a los hermanos. Ellos no sólo se habían comprometido con el Señor, sino también con sus hermanos en la fe.

 

Hasta este punto entendemos que los Cristianos tenemos prioridades, cosas que ocupan un primer lugar de importancia en nuestras vidas. Esto obviamente no excluye otras cosas que el Señor nos manda a buscar, como por ejemplo: la paz (1 Pedro 3:11), el bien de los demás (1 Cor. 10:24), etc.

 

Lo Primero del Evangelio del Señor

 

Este mismo sentido de lo primero se aplica al evangelio verdadero, pues el propio evangelio completo de Cristo tiene una parte que podemos llamar primordial, básica, o primaria, y otra que podemos muy bien llamarla complementaria.

 

Veamos lo que nos dice Pablo en relación a lo que es el evangelio, pues millones de personas tienen un concepto errado de lo que es el evangelio completo de Jesucristo. Estos predicadores han venido enseñando un evangelio incompleto a parcial como si fuera todo el evangelio de nuestro Señor.

 

En 1 Corintios 15:1-7 los evangelistas contemporáneos han creído encontrar el todo del evangelio de Cristo, cuando en realidad Pablo sólo menciona el evangelio básico o fundamental de Cristo. Y es que el problema de estos predicadores consiste en que no analizan o escudriñan con atención las palabras clave de los versículos que leen. Veamos lo que dicen los versículos que acabamos de anotar de 1 Corintios:

1

ADEMAS os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también perseveráis;

2

Por el cual asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano.

3

Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo fué muerto por nuestros pecados conforme á las Escrituras;

4

Y que fué sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme á las Escrituras;

5

Y que apareció á Cefas, y después á los doce.

6

Después apareció á más de quinientos hermanos juntos; de los cuales muchos viven aún, y otros son muertos.

7

Después apareció á Jacobo; después á todos los apóstoles.

8

Y el postrero de todos, como á un abortivo, me apareció á mí.

 

Pues Bien, Si uno lee todos estos versículos verá que el Apóstol Pablo llama a la muerte, sepultura y resurrección de Jesucristo: EL EVANGELIO. Esto es algo indiscutible obviamente, porque es el mismo Apóstol quien lo está diciendo. No obstante, note usted que en el verso 3 el Apóstol emplea el vocablo “PRIMERAMENTE”, lo que quiere decir que este evangelio o “Buenas Noticias” de la muerte, sepultura, y resurrección de Cristo frente a muchos testigos oculares es LO PRIMERO del evangelio apostólico---¡Pero no el todo! Este detalle ha sido, desgraciadamente, pasado por alto por millones de estudiantes bíblicos de todos los tiempos. Estos han creído que el Evangelio completo y único de Jesús es su muerte, sepultura y resurrección frente a muchos testigos y punto. ¿Pero puede esta idea popular ser sostenida fuera de 1 Corintios 15:1-7 en otros pasajes de la Escritura? Pues, No. En ninguna otra parte de la Biblia se dice que la muerte, sepultura y resurrección de Cristo es el único evangelio apostólico.

 

Un Evangelio del Reino Ignorado

 

En Marcos capítulo 1 y versos 1,14,15 leemos que Jesús comenzó predicando y anunciando en Galilea EL EVANGELIO DEL REINO DE DIOS. ¿Interesante, no? Jesús comenzó hablando de “otro” evangelio fuera de su muerte, sepultura, y resurrección al tercer día. Recordemos que Jesús reveló su muerte, sepultura, y resurrección al tercer día mucho tiempo después de que anunciara su evangelio del Reino de Dios en Galilea. Observe usted que es recién en Marcos capítulo 8 y verso 31 que Jesús revela que tenía que morir, ser sepultado, y resucitar al tercer día y lo reitera en los capítulos 9 y 10. Este intervalo entre los capítulos 1 y 8 de Marcos supone un año de ministerio público de Jesús, más o menos. Los Apóstoles se quedaron anonadados con este extraño anuncio de su Maestro y realmente no lo comprendieron (Marcos 9:31,32). Ellos no sabían nada de este evento, y no lo entendieron del todo hasta que se cumplió.

 

Entonces tenemos dos evangelios: El Reino de Dios, y la muerte, sepultura, y resurrección de Cristo en gloria al tercer día frente a muchos testigos oculares. Pero como sólo  hay un solo evangelio en la Biblia (Gálatas 1:6-9) es lógico concluir que tanto el Reino de Dios y la muerte, sepultura, y resurrección de Cristo en gloria al tercer día frente a muchos testigos oculares componen el único evangelio de Cristo. Pero esta verdad no es advertida ni aceptada por muchos predicadores de hoy.

 

El fundamento del Evangelio Apostólico

 

¿Por qué, entonces, Pablo predicó la Muerte, sepultura, y resurrección de Cristo al tercer día como lo primero del evangelio, y no el Reino de Dios como lo hizo Cristo en Galilea?¿Acaso no comenzó Jesús su ministerio con su evangelio del Reino de Dios en Galilea sin mencionar para nada todavía su muerte y resurrección de entre los muertos? La respuesta parece simple, y Pablo nos lo va a dar en el mismo 1 Corintios 15:14: “Y si Cristo no resucitó, vana es nuestra predicación, vana es también nuestra fe”. Lo que Pablo dice es que toda su predicación es inútil o fútil si es que Cristo nunca hubiese RESUCITADO  de entre los muertos. Su resurrección es nuestra garantía de que las otras promesas (p.e. el Reino de Dios y la vida eterna) realmente algún día se cristalizarán.

 

Ahora entendemos porqué Pablo comienza hablando del evangelio o buenas noticias de la muerte, sepultura y resurrección de Cristo, pues es el evento fundamental para poder creer que las demás promesas se harán realidad algún día. Pero recuerden, Pablo jamás dijo que la muerte vicaria de su Maestro, y su resurrección gloriosa al tercer día, eran su único evangelio. Lo que dijo es que ese mensaje es lo primero del evangelio, lo fundamental, o lo básico. Sin este acontecimiento cumplido todas las demás promesas serían fútiles. ¡Nunca podríamos entrar al prometido Reino de Dios! ¿Por qué? Porque al no haber resurrección, no podríamos entrar en el Reino incorruptible de Cristo el cual requiere nuestra previa transformación (redención) física por la resurrección del cuerpo (1 Cor. 15:50).

 

¿Predicó Pablo el Evangelio del Reino de Dios en 1 corintios 15?

 

En primer lugar, es menester aclarar que Pablo continuamente predicó el reino de Dios en sus viajes misioneros. Lo predicó en Efeso (Hechos 19:5),  en Mileto (Hechos 20:25), y en Roma (Hechos 28:23,30,31). Entonces me pregunto, ¿dejó Pablo de predicarlo en Corinto? No lo creo! Veamos nuevamente 1 Corintios 15, el cual es nuestro texto en discusión. En los versos 1-8 vimos que Pablo predicó PRIMERAMENTE la muerte, sepultura, y resurrección de Cristo frente a muchos testigos. Este evento glorioso fue lo primordial de su evangelio, lo básico, pero no el todo. Y la razón ya lo explicamos arriba. En seguida veremos que Pablo sí habla del Reino de Dios en 1 Corintios 15. Por ejemplo, después de confesar la gloriosa resurrección de su maestro, y ponerla como el fundamento de su prédica, el apóstol Pablo dice en los versos 49 y 50 lo siguiente: “Y así como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos TAMBIEN la imagen del celestial. Por esto digo hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar EL REINO DE DIOS, ni la corrupción hereda la incorrupción.”. Observemos que Pablo, una vez que declaró la resurrección de Cristo en gloria, pasa a decir que también nosotros tendremos que traer la imagen del Cristo glorioso para poder ingresar en el Reino de Dios. Tome nota que Pablo no se detiene a explicar qué es el Reino de Dios, ni los discípulos de Corinto lo preguntan. Esto indicaría que los Corintios ya sabían perfectamente lo que era el Reino de Dios. Lo que Pablo sólo hace es explicarles que es necesaria la resurrección-transformación para poder heredar ese Reino que ya conocían. Como vemos, Pablo no se desliga en absoluto del Reino de Dios.

 

En Hechos 28:23, 30,31leemos sobre el ministerio de Pablo en el imperio Romano, lo siguiente: 23 Le señalaron un día y vinieron en mayor número adonde se hospedaba. El les iba exponiendo el Reino de Dios, dando testimonio e intentando persuadirles acerca de Jesús, basándose en la Ley de Moisés y en los Profetas, desde la mañana hasta la tarde.30 Pablo permaneció dos años enteros en una casa que había alquilado y recibía a todos los que acudían a él;31 predicaba el Reino de Dios y enseñaba lo referente al Señor Jesucristo con toda valentía, sin estorbo alguno. Note que Pablo predicaba a los romanos el Reino de Dios, y todo lo relacionado con el nombre de Jesucristo. Es decir, Pablo no sólo predicó a Cristo y su gloriosa resurrección, sino que también les anunció el evangelio del Reino de Dios. ¡Tarea que muchos evangelistas de hoy han pasado por alto y no cumplen!

 

Aquellos predicadores que insisten tercamente que el único evangelio de Cristo es su muerte, sepultura, y resurrección al tercer día, simplemente están mintiendo y torciendo el testimonio de las Escrituras.

 

La Importancia del Reino de Dios

 

Los teólogos más reconocidos admiten que el Evangelio del Reino de Dios es el tema central de toda la predicación de Jesús. Con este tema nuestro Señor comenzó y finalizó su ministerio terrestre de 3 años y medio (Ver Marcos 1:1,14,15 y Hechos 1:3,6,7). El Reino de Dios fue el tema central de todas sus parábolas, y fue la promesa fundamental para todos los pobres de este mundo (Santiago 2:5). El Reino de Dios es sinónimo de vida eterna y salvación, pues no se puede tener vida eterna (=salvación) fuera de él (Mateo 19:16-25). Jesús mandó que los suyos pidieran por la venida del Reino (Mateo 6:10), y de hecho que todo Cristiano debía estar buscándolo constantemente (Mateo 6:33). Jesús insistió que sin perseverar no se puede entrar en su reino (Lucas 9:62), y dijo que quien no se hacía como un niño no entraría en él (Lucas 18:17). Enseñó que los ricos difícilmente entrarían en su reino (Lucas 18:24), y que más bien éste era para los pobres en espíritu (Mateo 5:3). Pablo enseñó que es a través de muchas tribulaciones que entraríamos en el Reino (Hechos 14:22) y Pedro insistió que tal reino sería para los creyentes que son maduros espiritualmente (2 Pedro 1:5-11). También Pablo dijo que los injustos jamás podrían ingresar en el Reino de Dios (1 Cor. 6:9). A Nicodemo Jesús le dijo que tendría que “nacer de nuevo” si quería entrar en su reino (Juan 3:3,5). Y finalmente, el “buen ladrón” de la cruz conocía muy bien este mensaje del Reino de Dios que se lo pidió a Jesús diciéndole: “Acuérdate de mi cuando vengas en tu reino” (Lucas 23:43).

 

¿Es suya también, amigo(a), la pregunta del “buen ladrón” de la cruz?¿Le pide usted al Señor que se acuerde de usted cuando venga en su reino para ser parte de él?¿Es usted un bendito de Dios? “Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, HEREDAD EL REINO preparado para vosotros desde la fundación del mundo (Mateo 25:34).